Una boda de cuento de hadas

UNA BODA DE CUENTO DE HADAS

Dime una cosa: cuando comenzaste a imaginar la ‘boda de tus sueños’, ¿realmente te atreviste a desplegar todo tu arsenal de fantasía? ¿O te cortaste porque ‘ya tienes una edad para andar con ‘cuentos de hadas’, y a ver qué van a pensar…’?

Pues te voy a decir una cosa: si la gente pudiera ver una proyección de los mundos que habitan en mi cabeza, cerrarían el pico. Cuando yo sueño con una boda mágica, me imagino una novia muy ‘power’, fuerte y magnífica, que llena todo el espacio con su presencia. Nada de lazos y melindres, sino una princesa llena de misterio y luz, capaz de dejar mudos a todos los seres que se cruzan a su paso (cuñadas estiradas y tíos criticones incluidos). Y por extensión, un mundo de bosques encantados y con el príncipe más apuesto, atento, listo y elegante que haya pisado la faz de la tierra. Vamos, que no meto un dragón también por puro tema de logística… aunque a saber qué podría conseguir el equipo de Buleblú si se lo propone.


Cuando me plantearon este proyecto, fue genial coincidir con ellas en este concepto tan mágico y poderoso para la sesión de fotos. La boda de ensueño de estas imágenes está fuera de cualquier tópico. Para empezar, nos encontramos con una novia muy protagonista, la preciosa Nayara Pena, ataviada con una espectacular capa con capucha, diseñada con maestría por Sommera Atelier. El dramatismo de la capa requería unos labios rojos y esos ojos tan intensos dibujados por Sandra Montero, la maquilladora. Y no menos necesaria, para coronarla, la espectacular diadema Mussa que le da ese look de reina invernal tan fascinante. La novia, antes de subir para el altar, en nuestro cuento, ya es soberana.




Despojada de la capa, continúa el cuento con un largo vestido de cola y de espalda elegantísima. La novia, armada ahora con un ramo silvestre lleno de intención (de Adria Floreria), se corona ni más ni menos que con la espectacular diadema Mina, de plumas alzadas y mecidas suavemente por el viento, que la empodera sin restarle ni un ápice de dulzura.




Ante un primer acto tan potente, todo lo demás tenía que estar al mismo nivel de magia. Yago Iglesias, el fotógrafo, supo crear el ambiente perfecto escogiendo el entorno: el maravilloso y poco conocido bosque de Aldán, que sus vecinos acostumbran a llamar ‘el bosque encantado’. El terreno perteneció a los Condes de Canalejas, que lo utilizaban como zona de recreo, y cuenta hasta con un castillo, que quedó a medio construir y que la vegetación ha ido conquistando con el paso del tiempo. Parece imposible que un lugar tan propicio estuviese tan cerca de nosotros. Sin embargo, supo encontrarlo para que el escenario contase también esta historia que teníamos en la cabeza.


El contraste que busca entre la semioscuridad del bosque y la radiante luz del vestido de ella me hechiza. Me habla de la luz y el amor que pueden conquistar cualquier tiniebla. ¡Cuánto se puede expresar con una sola imagen! (Apuntad esto en vuestra cabeza: un look bien pensado puede eclipsar cualquier discurso.)

Por fin, después de la conquista, viene la calma y la prosperidad. Lo quisieron retratar con un vestido más rico en detalles, de encaje y manga acampanada, y una corona doble de pequeñas flores hechas y pintadas a mano, la corona Gratia. Subida a ese columpio, ojeando el álbum hecho expresamente por Hiel de Buey, la novia es el fiel reflejo de la felicidad y la despreocupación.



El cuento, como no podía ser de otra manera, tiene un final feliz, blanco, sencillo y luminoso como el ramo que sostiene la novia. El maravilloso vestido de manga abullonada, contrastado con la cintura y el lazo de la trenza, solo realzan el tocado elegido para este momento culminante: el tocado Ara. ¿Y qué me decís de su innovadora manera de colocarlo? ¿Veis como soñar, salirse de lo normal, es la mayoría de las veces mucho mejor que acatar lo establecido?


En fin, estoy muy agradecida de que Buleblú contara conmigo para esta sesión de fotos y que me hayan dado la oportunidad de enseñaros también los mundos que me rondan la cabeza. Hasta la tarta nupcial, elaborada por Lydia García, me parece un acierto a la hora de reflejar este cuento de hadas tan cautivador y poco convencional.

Solo una cosa antes de comer las perdices: recuerda que una boda de ensueño, mágica y fascinante, puede ser tan real como tú quieras que sea. Sólo tienes que decir ‘sí, quiero’, y sobre todo, ‘sí, puedo’.



Lugar. Bosque encantado de Aldán

Texto: Silvia Comesaña Rodríguez

Organización. Buleblú

Fotografía. Yago Iglesias

Maquillaje y peluquería . Sandra Montero y Noemí Solla

Vestuario. Sommera Atelier

Flores. Adria Floreria

Modelos. Nayara Pena y Ángel Brasy

Branding. Hiel de Buey

Repostería. Lydia García

Tocado: Rara Avis Tocados





No se encontraron resultados.


Deja un Comentario

Tu email no será publicado